Entender las profecías es parte de nuestra adoración, es decirle a Dios que estamos esperando las señales que reivindicarán nuestras decisiones. Es decir a Jesús que estamos siguiendo paso a paso la manera en que terminará el problema del mal, que anhelamos ir pronto a las moradas que tiene preparadas. Por lo tanto, es correcto comprender las profecías y es de pleno beneficio para nosotros.